Tras los festejos por la “finalísima” del fútbol ganada al seleccionado de Italia aparecieron comentarios, comparaciones y aquellas reflexiones que puedan servir para el devenir de la vida cotidiana y, por qué no, para trazar lúdicamente algunos paralelismos con la actividad económica y, específicamente la empresaria.
Esta vez, en lugar de lamentarnos a los cuatro vientos y amortiguar nuestras broncas, aprovechamos la pausa que nos da la pasión de multitudes para disfrutar del triunfo del combinado argentino y, por supuesto, de una gran joya del fútbol como Leonel Messi.
En plena cresta de la ola y con todo su potencial futbolístico, él nos enseña acerca de sus sabidurías para eludir rivales con sus reflejos, su gambeta y su perseverancia. Tales atributos, inclusive la gambeta, nos incumbe también a los pequeños y medianos empresarios y su necesidad de rendir un diario examen para enfrentar la realidad.
Hay una imagen de ese partido, y de otros. que se debe haber repetido en más de una ocasión, con un Messi rodeado y hasta sitiado por entre tres y cuatro rivales a los cuales hay que engañar con movimientos rápidos, precisos y creativos.
En este caso, la duda o la lentitud no son opciones y significa fracasar en el intento. Por ejemplo, las pymes tienen todos los días que enfrentar alguna de esas resoluciones impositivas desde la AFIP con la que empiezan a esmerilar nuestro aliento.
Nos obligan a reducir el tiempo de pelea por nuevos mercados para entender y adaptarnos a obligaciones con formatos novedosos y exigentes. La hermana menor ARBA, en territorio bonaerense, tiene también sus intervenciones persistentes como para abonar a la mayor complejidad para hacer aún más exigente el cumplimiento de obligaciones tributarias y no nos olvidemos de rentas municipales, informalidad que constituye una competencia desleal, entre otros.
Y de corazón, les aseguro que hay muchos otros. Cuando no se trata de resoluciones de la AFIP o ARBA, Ministerio de Trabajo, Rentas Municipal, suelen aparecer otros jugadores como quienes atacan a la sustentabilidad y rentabilidad de nuestro sector. A veces asoman los aportes de la creatividad legislativa, como es el caso de la creación de nuevos impuestos, tasas o contribuciones que son por “única vez” como el impuesto a las transferencias bancarias (comúnmente llamado impuesto al cheque), a las Ganancias, sean o no extraordinarias, por los conceptos deducibles fuera de toda lógica de actualización. Inclusive se paga sin haber logrado tener ganancias, los pasivos laborales por previsiones, bonificaciones salariales, prohibiciones de despidos, feriados puentes, y la lista sigue.
El jugador impositivo es muy duro de eludir, ya que no se ha combatido la Informalidad y el desarrollo de actividades con competencia desleal, pero la pyme, al igual que Messi, aguanta la tenencia de la pelota en campo del adversario y es provocativo. Eso concentra marcas y en nuestro caso, mayores limitaciones, como las que pueden significar la gran presión de muchos sindicatos que no comprenden que primero se debe generar riqueza para después hacer una distribución y para eso hay que dejar hacer, o sea; simplemente trabajar más de manera eficiente, ya que es la única manera de lograr productividad, única base de la creación de riqueza.
Por supuesto que si tuviéramos la misma regla de juego, habilidad y sustentabilidad que ha tenido Messi no estaríamos sembrando valles de lágrimas y nuestros temarios sociales se irían para hablar más otras cuestiones como, por caso, el fútbol.
Sin embargo, nos une una misma cualidad o virtud que es la pasión por lo que hacemos y los deseos de mejorar día a día, de estar dispuestos a rendir examen, aún ante la mínima marca que haga un rival o ante un incremento impositivo. La consigna no negociable es la de avanzar porque, al igual que nos enseñó nuestro poeta Almafuerte: “Si diez veces te caes te levantas, otras diez, otras cien, otras quinientas”.
Nota de opinión: Diario El Día
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